El Boletin Islamico Edicion Numero 3

Al día siguiente en el trabajo, seguía la rutina como de costumbre pero sentía que algo estaba terriblemente mal. A la hora del almuerzo le dije a mi jefe que estaba enfermo y me dirigí a casa. Tenía que hacer algo con mi condición de alcohólico. Leí la guía telefónica buscando una salida y llamé a un lugar en Los Ángeles que ofrecían un programa cuyo tratamiento era de 30 días en el hogar, esto me pareció conveniente. Cuando mi esposa llegó a casa le plantee todo el escenario y en su manera tan inteligente y maravillosa de ser, me aconsejó ver que ocurría en los dos próximos días. Si yo bebía…entraba al tratamiento. Teniendo en mente que ésta era la primera noche de siete años que no había bebido ni siquiera una gota de alcohol, me encontré tenso y nervioso, pero estaba de acuerdo con la idea de mi esposa. Al día siguiente le comenté a mi jefe lo que pasaba, así que el seguro de mi compañía cubriría los gastos del tratamiento. Yo me sentí avergonzado pero a la vez aliviado al hacer algo con este problema. Esa tarde cuando regresé a casa, a la misma hora de siempre, mi enferma mente alcohólica me decía, “Ve a la licorería, sólo por medio vaso de cerveza…puedes ir disminuyéndolo gradualmente y esto te calmará.” Pero en esta ocasión no fui. En el momento en que me encontraba sentado en el sofá con las manos en la cabeza, perdido en mi propia lucha interna, me golpeó como “un rayo fugaz” ¡Lee el Corán! Como es usual en mi, no analicé este impulso, ¡solo lo hice! En cuanto leí la Sura Al-Fatiha, las lágrimas brotaron de mis ojos y Allah me bendijo con el más dulce de los milagros. Durante las dos siguientes horas yo continué leyendo las sagradas escrituras hasta que mi esposa llegó de su trabajo. Dentro de mí se estaba llevando a cabo una transformación. Sorpresivamente, yo le anuncié que me había vuelto musulmán y que había dejado de beber. En los siguientes ocho meses, leí diariamente el sagrado Corán y todo lo que pude encontrar acerca del Islam. En casa tenía el Sagrado Corán (la traducción en inglés) porque tenía el libro de cada religión de la cual sabia. Antes que Allah me bendijera con la revelación yo ya había leído partes sueltas del Corán pero también había leído la Biblia, el Vada-vagita*, varios textos Sen, la Cábala, al igual que todos los filósofos griegos existencialistas que encontraba. Poseía una gran colección de libros que prometían la iluminación. No fue pura casualidad que esa noche trascendental yo haya escogido el Sagrado Corán. Yo había escuchado de personas que en algunas circunstancias de la vida y la muerte pedían a Dios que los rescate y seguirían cualquier religión por la que se vieran atraídos. Parecía que ellos invariablemente se convertían al Islam. Esta es la religión original de los seres humanos. Como el Sagrado Corán dice, nosotros hemos nacido Musulmanes (sometidos a Dios)…son nuestros padres quienes nos etiquetan como judíos, cristianos, etc. Al principio, yo titubeaba al hacer mi salat (oración) en ingles, por mi lado trataba de practicar mi Din (Forma de Vida) lo mejor que podía… Trate de ponerme en contacto pero los números telefónicos que llamaba (de las mezquitas) no respondían o me invitaban inmediatamente a la mezquita. Yo estaba muy temeroso de parecer tonto delante de los “verdaderos musulmanes” ya que ni siquiera podía decir “Assalamu ‘Aleikum” así que rechazaba las invitaciones. Por primera vez, fui informado respecto a las conversiones islámicas en América, leyendo acerca de los músicos de Jazz tales como Yusuf Lateef y Ahmad Jamaal. Era un gran fanático del Jazz y a la vez un mal Saxofonista. Sabia de muchos Afro americanos que se habían convertido al Islam pero no así de muchos blancos como yo. Esto me hizo vacilar para acercarme a una mezquita. No sabía que esperar o que hacer. ¿Cuales eran las maneras correctas? Finalmente, después de ocho meses en los cuales estudié e investigué por mi mismo, llamé al centro islámico de San Francisco y hablé con un hermano llamado Samy quien hizo que me sintiera a gusto, él hablaba el ingles claramente y no me trató como si yo fuese otro americano inseguro que seguía un capricho religioso pasajero. Él me invitó al programa del viernes por la noche en el Centro Islámico de la zona. Era el 6 de Noviembre de 1992. Yo conduje hasta la mezquita siguiendo las instrucciones de Samy y llegué a las 6:00 pm. A pesar de que el programa no empezaba sino hasta las 8:00 pm, quería estudiar la situación antes de involucrarme, estaba muy nervioso pero Alhamdulilah, Allah me guió para que saliera de mi automóvil y me parara en la puerta principal. Dos hermanos llamados Mohammad Hamid y Abdul Rauf Sabia de muchos Afro americanos que se habían convertido al Islam pero no así de muchos blancos como yo. Esto me hizo vacilar para acercarme a una mezquita. No sabía que esperar o que hacer.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ1